Cuando me coloco a pensar en la
gente cristiana, me da mucha pena.
Sobre todo aquellos cristianos que creen que hacen las cosas super bien.
Cuando comienzan a hablar de lo
bien que predican, de lo bien que ministran, de lo bien que tocan un
instrumento determinado, o de lo bien que ministran o de cómo la gente recibe
un toque del Espíritu Santo cuando ellos ministran. Y todo lo agregan con una frase cliché “con toda humildad, para la Gloria de Dios”.
Que pena me dan, sobre todo cuando
leo en Proverbios 27:2 lo siguiente: Alábate
el Extraño, y no tu propia lengua; el ajeno y no los labios tuyos”. O en otras palabras mas neotestamentarias
diría: Si me alaba el extraño, es que
hago bien. Pero si yo me alabo ¿Cuál es
el bien que hago?.
Sobre todo cuando Romanos 11 verso
36 lo clarifica y dice: Porque de Él, Por Él y para Él son todas las cosas.
En definitiva, si decimos ser
cristianos ¿Qué es lo que hacemos? Si todo lo hace Dios por intermedio de
nosotros.
Ya lo decía San Agustín cuando le
preguntaban acerca de cual era la virtud cristiana primordial. El decía:
-
La primera es la humildad.
-
La segunda es la humildad.
-
Y la tercera, la humildad.
Todo esto hermanos, se lo digo con toda humildad, para la Gloria de Dios.
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